Después de una entrevista inicial, sentí de inmediato una conexión con ellas. Eran prácticas, directas, pero con un toque de espiritualidad, exactamente lo que estaba buscando. Judith me acompañó en cada visita desde las 20 semanas de embarazo. Me tranquilizó cuando tenía nostalgia, cuidó de mi pequeño, me ayudó enormemente con la burocracia que los extranjeros enfrentamos en situaciones médicas, como las citas hospitalarias.
Mi gran deseo era dar a luz en casa sin medicación, al menos sin inducción. Judith escuchó mis deseos, me informó sobre las opciones disponibles y me recordó que los partos rara vez siguen el plan o las expectativas. Gracias a ella, tuve un parto de ensueño en casa, sin medicación, con Judith como mi guía y apoyo, manteniendo la calma en todo momento. Tanto Judith como Martha son excelentes en su trabajo. Son profesionales, están presentes en segundo plano pero de manera perceptible, cariñosas, serviciales, eficientes y atentas. Gracias a Judith y Martha, tuve el parto de mis sueños. Respetaron mis deseos, vigilaron lo que era seguro y actuaron de manera adecuada, ni demasiado ni demasiado poco, permitiendo que la mujer tuviera el control, mientras vigilaban con ojos profesionales y experimentados.

Quisiera compartir mi experiencia de parto anterior para ilustrar la diferencia que Judith y Marta marcaron en mi último parto en España. Sophie nació el 2 de mayo de 2013 en un hospital de Maastricht mediante una cesárea programada a las 39 semanas debido a una infección. Después de su nacimiento, Sophie estuvo en cuidados intensivos durante 10 días. Fue una experiencia terrible, ya que era madre por primera vez, tenía solo 25 años y no sabía qué hacer. Sophie era pequeña, pesaba 2,7 kilogramos, y la recuperación de la cesárea, junto con tener que ir a verla en cuidados intensivos, fue muy difícil para mí. Mi recuperación tardó un poco más y la semana de posparto se pospuso debido a que Sophie no regresó a casa hasta después de 10 días, por lo que tampoco tuve asistencia postparto. Julian nació el 14 de septiembre de 2015 en el mismo hospital de Maastricht después de una inducción con medicamentos para estimular el parto, seguida de un parto vaginal con epidural, a las 41 semanas y 5 días de embarazo, ya que el parto no comenzó de forma natural. El parto vaginal fue mucho mejor y me recuperé rápidamente, mucho mejor que con la cesárea. Sin embargo, el proceso previo al parto fue muy difícil. Pasé casi dos días sin dormir debido a la inducción y esperaba que mi dilatación progresara, pero luego todo fue médico y se usaron medicamentos para estimular las contracciones. No había mucho de natural en ese proceso. Afortunadamente, tuve una semana de posparto maravillosa con una cuidadora muy amorosa. Josephine nació el 2 de noviembre de 2017 en el mismo hospital de Maastricht, también después de una inducción, medicamentos para estimular el parto y una epidural, a las 41 semanas y 3 días de embarazo. Fue exactamente lo mismo que con Julian. Me recuperé rápidamente y también tuve una semana de posparto maravillosa con la misma cuidadora amorosa. Sammie nació el 4 de noviembre de 2022 en España. Pensé que estaría pasado de fecha, ya que eso ya me había sucedido dos veces antes. Me había propuesto firmemente evitar la inducción, ¡la mente es poderosa! Me sentía mentalmente preparada. Podía hacer esto, ya lo había hecho dos, tres veces antes, mi cuerpo sabía qué hacer. En mi fecha prevista, el 31 de octubre, incluso participé en el desfile de Halloween en Calpe por la noche. Durante esa semana, tuve contracciones de Braxton Hicks bastante fuertes, algo que no había experimentado en embarazos anteriores. ¡Genial! Además, comencé a perder parte del tapón mucoso. ¡Otro buen indicio de que mi cuerpo se estaba preparando! El 4 de noviembre, por la mañana, fui a ver a Judith para un control prenatal. Tenía 40 semanas y 4 días de embarazo. Tenía contracciones leves esa mañana, pero seguía pensando en mis partos anteriores, esto llevará mucho tiempo. Sin embargo, Judith notó que ya tenía el cuello del útero borrado y una dilatación de 1-2 cm. ¡Otra buena noticia! Aunque esto también podría ser lógico porque era mi cuarto embarazo.

Judith sugirió hacer acupuntura, lo cual acepté sin dudarlo. Estaba dispuesta a probar cualquier cosa. ¡Y funcionó! Después de la acupuntura, las contracciones desaparecieron por un tiempo. ¡No, no quería eso! Pero luego, poco a poco, volvieron, más regulares y más intensas, pero aún pensaba que esto llevaría mucho tiempo, que todavía no era «EL» momento. A las 16:00 horas, Judith me envió un mensaje para preguntar cómo me sentía. Mi esposo, Joris, tenía que recoger a Sophie de una excursión escolar a las 16:30 horas. Estuve en la cama todo el tiempo, sola. Quería que alguien estuviera conmigo, pero no me atrevía a decir que realmente había comenzado el trabajo de parto. Imagínense si Judith viniera en vano. Afortunadamente, Judith evaluó correctamente la situación y decidió venir. Entonces todo sucedió muy rápido. Joris regresó a casa a las 16:30 horas, yo estaba en la ducha, empecé a sentir que las contracciones me daban sensación de presión abajo. No podía soportarlo más. Estaba fuera de mí misma. En ese momento, Sophie ya estaba conmigo y a las 17:00 horas, Judith subió. Salí de la ducha, pedí un tacto y sí, dilatación completa. Oh, Dios mío, cómo lloré, lloré y lloré. Había llegado a este momento sola!, 10cm sin ayuda, sin medicamentos, sin hospital. Uf, me entró de repente algo de miedo. Ahora no puedo ir al hospital, ahora TENGO que hacerlo yo misma. Mientras tanto, Judith pidió un par de cosas a Joris y a Sophie que quería ayudar: traer agua, toallas, pañuelos, etc. Fue tan especial que Sophie estuviera allí, encima ayudando, era algo que realmente quería. Mi suegro estaba abajo y lo único que podía gritar mientras sentía la intensidad de la contracción era: ¡mantén la puerta del dormitorio cerrada! Y luego, pensé que el bebé iba a salir por mi trasero, el «anillo de fuego», fue un dolor inmenso, casi no lo soportaba y quería empujar a saco. Hasta que Judith intervino de manera firme y dijo: «No has sentido esto antes debido a las epidurales que tuviste, así que escúchame bien y vamos a hacerlo despacito. Y así, después de 3 empujones más, a las 17:49 horas, nació nuestra pequeña y preciosa Sammie, en casa. Como el sexo había sido una incógnita, todavía dudábamos entre Olivia y Sammie (yo sabía que sería un niño llamado Samuel ;)), pero Sophie y Josephine (que venían y miraban de vez en cuando) dijeron: «Esto es realmente un Sammie». Parece que Julian fue corriendo llorando con mi suegro diciendo: «Es otra niña», pero vino rápidamente a ver. Estaba tan orgullosa de mí misma, de haberlo logrado, ¡dar a luz por mi cuenta! Luego tuvo que nacer la placenta, lo cual duró bastante tiempo. Tuve un poco de miedo nuevamente, si ahora tenemos que ir al hospital, físicamente no podría soportarlo. Mientras tanto, Marta también había llegado y los escuché hablar en español y me asusté un poco. ¿Y si la placenta no salía sola? Pero entonces, afortunadamente, Judith y Marta sabían exactamente qué hacer. Un poco de descanso, una pequeña ayuda con una inyección de oxitocina, y ahí estaba la placenta. Julian la observó atentamente, mirando «la hamburguesa», como la llamaba. Lo único que quería en ese momento era: ¡DUCHARME! Estaba tan caliente después de pasar todo el día en la cama. Estaba agotada y sucia. Me duché y luego me acosté en la cama con Sammie y todos los niños. Todavía teníamos la tarta de cumpleaños de Fien, que había cumplido años dos días antes, y así terminamos el parto. ¡FUE UNA FIESTA!