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Goretti y Aine

Fue el día más completo de toda mi vida

Esa mañana recogí a mi hijo Asier de 5 años recién cumplidos del cole, nos quedamos en el parque un buen rato, hasta que cayó al colgarse de una rama y se dio en la cabeza, nada grave, pero el susto fue suficiente para que yo, bien entrada en embarazo, quisiera acostarme al llegar a casa. Sobre las 4:00 de la tarde noté que me sentía algo diferente. Ya había tenido contracciones, movimientos, sensaciones… pero esto era distinto.
Era 17 de septiembre, el día de mi cumpleaños, sobre las 4 de la tarde llamé a una de mis matronas, las dos matronas que me habían acompañado y guiado durante todo mi embarazo y que me ayudaron a llegar a ese momento totalmente empoderada y segura. ¡Radiante!

Estaba en mi hogar, me sentía protegida

Ya había tenido un parto anterior, también respetado en una clínica de parto natural en agua, aquel había sido muy especial, pero este, este se sentía distinto, estaba en mi hogar, me sentía protegida.
Las matronas llegaron enseguida, sabían que mi primer parto había sido rápido (3 horas). Mi pareja estaba a mi lado, mi hijo había bajado a jugar con unos amigos, aunque a la media hora, me llamaron por la terraza para decirme que el niño (mi hijo Asier) quería subir conmigo, así que allí estábamos todos.
Persianas a medio cerrar, música elegida, paseos por mi casa, respiraciones en la terraza, caricias y masajes de mi pareja, conversaciones con mi pequeño, ejercicios en la pelota… en definitiva lo que a mi me dictaba mi cuerpo en cada momento. Las matronas, como hadas en un bosque, se deslizaban para medir las pulsaciones de la bebé, para comprobar dilatación, para guiarme. ¡Era magia!!

La cabecita está ya coronando, en la próxima contracción empuja

Después de dos horas y media que me pasaron como un suspiro, me senté en el baño, la matrona me dijo -. La cabecita está ya coronando, en la próxima contracción empuja. (Yo nunca sentí ganas de empujar como algunas describen, con Asier tampoco) yo me guiaba más por las contracciones, y me pareció muy importante poder sentirlo todo para poder empujar con la intensidad adecuada, sentía que si lo hacía “muy a saco” sería demasiado brusco tanto para la bebé como para mí, era la sensación de que seguro rasgaría. Me metí en la bañera que ellas me habían traído a casa y al segundo empujón, yo de rodillas apoyada en el borde, mi marido acompañando a Asier y a mi, Aïne asomó su cabecita. Con la siguiente ya
salió enterita y allí, en el agua, emocionada la sujeté en mis brazos, rodeada de familia y amor, muuucho amor. Yo lo describo como un parto orgásmico, no por haber tenido uno físicamente, sino porque la experiencia fue puro placer. ¡Brutal!
Las horas posteriores transcurrieron como yo quise, al ritmo que a mí me marcaba el cuerpo y lo celebramos con una tarta que había hecho el día anterior ya que Aïne nació en mi cumpleaños.
Mi agradecimiento más íntimo y sincero para Marta y Ágata, estas mujeres valientes que dan parte de sus vidas para permitir que muchas de nosotras podamos tener el parto respetado deseado y sin juicios. Sois un verdadero regalo.
Con cariño Goretti y familia.

Sois un verdadero regalo

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