Esa mañana recogí a mi hijo Asier de 5 años recién cumplidos del cole, nos quedamos en el parque un buen rato, hasta que cayó al colgarse de una rama y se dio en la cabeza, nada grave, pero el susto fue suficiente para que yo, bien entrada en embarazo, quisiera acostarme al llegar a casa. Sobre las 4:00 de la tarde noté que me sentía algo diferente. Ya había tenido contracciones, movimientos, sensaciones… pero esto era distinto.
Era 17 de septiembre, el día de mi cumpleaños, sobre las 4 de la tarde llamé a una de mis matronas, las dos matronas que me habían acompañado y guiado durante todo mi embarazo y que me ayudaron a llegar a ese momento totalmente empoderada y segura. ¡Radiante!